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Aunque las palmas no se adaptan bien a los inviernos de Madrid, en el Retiro abunda una de ellas, el palmito gigante (Trachycarpus fortunei), conocido también como palmera de Fortune, que posee una extraordinaria capacidad para soportar el frío. De hecho se conoce el caso de un ejemplar búlgaro que resistió temperaturas de 27,5 grados bajo cero.
Puede llegar a alcanzar 15 metros de altura y se ensancha de un modo muy característico en la parte superior.Es de crecimiento lento y puede llagar a vivir 150 años.
Las hojas están compuestas por entre 20 y 50 segmentos que se unen en un mismo punto a un peciolo con bordes ligeramente aserrados. Las flores, que se agrupan en racimos colgantes de hasta 60 cm, son de color amarillo y dan origen a unos frutos azules del tamaño de un guisante.
El ejemplar del Retiro, catalogado como árbol singular por la Comunidad de Madrid, ha sido pelado por los jardineros, pero lo normal es que presente un aspecto peludo como podemos ver en los ejemplares de los alrededores.
En su lugar de origen, el centro de China, se utiliza la fibra de las hojas, muy resistente, para la elaboración de cuerdas, escobas, cepillos, sacos y ropa.
El nombre genérico de esta palmera se deriva del griego «Trachys» (rudo, áspero) y «karpós» (fruto), debido a la tosquedad de sus frutos. El nombre de la especie (Fortunei) está dedicado al botánico Inglés Robert Fortune (1812-1880) quien recorrió extensamente China y Japón, de donde es originario este árbol. De este botánico deriva también su nombre popular.