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Se trata de un pequeño grupo de árboles. Nada que ver con los gigantes de Aranjuez o con el singular del paseo de la florida. Pero, como siempre, la espectacularidad la pone el observador. Y en un paseo otoñal, en un madrileño y luminoso día, los árboles ya casi desnudos aparecen ante nuestros ojos como dignos de admiración

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El plátano de sombra es, probablemente el árbol más extendió por la ciudad de Madrid. Lo encontramos en todas partes. Con su tronco alto y blanquecino (si no ha sido desmochado), con sus grandes hojas palmeadas y con sus típicos frutos en forma de dos bolitas del tradicional “pica-pica”, acompaña aceras, caminos, jardines y parques de forma habitual. Está tan presente en nuestra ciudad que pasa desapercibido, sobre todo por no resultar excesivamente llamativo en ningún momento del año.

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Cuando alguien se interesa por él, escucha sorprendido e incrédulo su nombre, porque, entre nosotros, plátanos, lo que se dice plátanos, son los de Canarias. Hay que explicar entonces al interesado, que el plátano de sombra es un árbol artificial, de origen incierto, que no aparece en estado natural, aunque se asilvestra con facilidad  y que es el resultado de un  cruce entre el plátano de oriente (Platanus orientalis), originario del sureste de Europa y suroeste de Asia, y el plátano de occidente (Platanus occidentalis), que proviene del este de Estados Unidos.  De ahí, otro de sus nombres: platanus hibrida.

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El nombre genérico platanus procede del vocablo griego platys, ancho, haciendo referencia al tamaño de sus hojas. La denominación específica hispanica hace referencia a que los ingleses le denominaban plátano de España, pensando que este híbrido procedía de nuestra península, quizás de los jardines de Aranjuez.

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Otros árboles de la Huerta de la Partida

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