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Liquidambar styraciflua L.
El otoño en los Jardines del Príncipe de Aranjuez no deja de sorprendernos.
En cada rincón, en cada paseo podemos encontrar un árbol o un bosquete que nos fuerza a abrir bien los ojos y disfrutar de la vista.
El liquidámbar es originario de América del Norte, a menudo en lugares pantanosos, y hasta las montañas del centro y sur de Méjico y Guatemala. La primera noticia de este árbol se conoció en 1519 a través del naturalista español Hernández, enviado por Felipe II. Este se sorprendió de la resina aromática que exudaba el árbol y escribió que era semejante al ámbar líquido, de aquí el nombre del árbol.
Se ha escrito que en una de las ceremonias entre Hernán Cortés y Moztezuma utilizaban resina de este árbol en mezcla con tabaco. Parece que los Aztecas quemaban este líquido ámbar en sus ceremonias. El primer gran herborista de Méjico, Francisco Hernández describió esta planta con fines medicinales, aunque fue el misionero John Banister quien trajo este árbol por primera vez a Europa y lo plantó en Londres hacia 1681, en los patios de Fulham Palace.
En los jardines de Aranjuez podemos encontrar citas suya en 1808.