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Entre el puente de la Arganzuela y el matadero hay muchos madroños. La mayoría de ellos no están en muy buen estado. No parece haberles sentado muy bien el trasplante. Suele ocurrir que los árboles de cierta edad, al trasplantarse de los lugares donde han vivido hasta entonces no son capaces de adaptarse al nuevo medio y transcurrido algún tiempo se secan. Como ese tiempo suele ser a escala árbol, es decir, contado más en decenios que en años, muchas veces no se relaciona su decadencia con el hecho de haber sido obligados a migrar.
En cualquier caso, en este momento empiezan a presentar sus frutos. En estado normal, y con una climatología adecuada, también aparecerían las flores, ya que este árbol florece y fructifica al mismo tiempo. Pero la normalidad dista mucho de ser la situación habitual de los árboles de la ciudad, y especialmente en estos duros tiempos de inestabilidad climática. Así que podemos encontrar cualquier cosa en cada ejemplar.
En este caso, árboles con frutos de apariencia irregular en cuanto a la fase de fructificación, pero al mismo tiempo espectacular para la mirada del paseante.