También he visto otros árboles fuera de Madrid.
Como éstos de Burgos
El ciprés del Monasterio de Santo Domingo de Silos puede que sea el ciprés más famoso de España. Aunque haya otros más grandes, más viejos o mas espirituales.
Pero éste de Silos es, sin duda, el más conocido. Fue plantado por los monjes franceses restauradores del cenobio en 1882, cuando ajardinaron el claustro, así que tiene ahora unos 134 años. No todo el mundo lo sabe, pero inicialmente se plantaron cuatro ejemplares, uno en cada esquina, de los que sólo éste ha sobrevivido, el situado en la zona con más luz.
Parte de la culpa de su fama la tiene, sin duda, el poeta Gerardo Diego. En el verano de 1924, el 3 de julio, Gerardo Diego, que estaba en Soria, viaja en coche, con un grupo de amigos, para pasar unas horas en Silos. Por la noche, sale al claustro del monasterio y contempla, a la luz de la luna, el enorme ciprés allí plantado. Luego, en su celda, escribe el soneto que ha de convertirse en referencia en todos los libros de poesía española.
EL CIPRÉS DE SILOS
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
Pero el ciprés no es el único árbol que destaca en el monasterio. Junto a la entrada de la hospedería podemos ver una impresionante secuoya gigante que no tiene la fama del ciprés aunque si una edad parecida.
Y un poco más abajo un viejo tejo conocido como el tejo del Padre Saracha, que fue el verdadero protagonista de la recuperación vegetal del monasterio. Éste es el más antiguo de los tres ya que sobrepasa los 200 años.
Para terminar volvamos a Gerardo Diego, ya que no todo el mundo sabe que escribió otros dos poemas sobre el ciprés.
Volvió al monasterio en 1933, el día 1 de mayo, y escribió otro soneto titulado “Primavera en Silos”
Ahuyenta el sol los delicados hilos
de una lluvia viajera. Y, pregonero
del hondo y fresco azul, un novillero
ruiseñor luce su primor de estilos.
Los perales en flor, nuevos los tilos;
el ciprés, paraíso del jilguero.
Qué bien supiste, hermano jardinero,
interpretar la primavera en Silos.
Ay, santa envidia de haber sido un monje,
un botánico, un mínimo calonge
-frescor de azada y luz de palimpsesto-,
y un anónimo y verde día, cuando
Dios me llamase, hallarme de su bando
y decirle: «Bien sabes que estoy presto».
Y otro más. Desde la ausencia, en Santander, en mayo de 1936, dedica un tercer soneto al ciprés de Silos.
Cielo interior. Tu aguja se perfila
-oh, Silos del silencio- en mi memoria.
Y crece más su llama, ya ilusoria,
y más y más se pule y esmerila.
Huso, ya sombra, que mis sueños hila,
al sueño de la rueca, claustro o noria
rueda el corro de estrellas por la historia
y aquí en mi pozo tiembla y escintila.
Ciprés, clausura y vuelo, norma, eje,
de mi espiral espíritu rodando
la paz que en tus moradas se entreteje.
Quiero vivir, morir, siempre cantando,
y no quiero saber por qué ni cuándo.
Sálvame tú, ciprés, cuando me aleje.
La próxima vez que vayáis a Silos, desde los arcos del claustro, mirad con detalle al árbol y volved a leer los poemas. Eso sí, hacedlo después de la visita oficial, a vuestro ritmo, sin prisas.
CIPRÉS DEL JARDÍN BOTÁNICO DE MADRID (EL GATO POR LAS RAMAS.)
Pingback: CIPRÉS del Palacio de los Águila (Ciudad Rodrigo-Salamanca) – Árboles de Madrid – Mis árboles de Madrid (2)
Pingback: TEJOS FUERA DE ASTURIAS | TEJOS DE ASTURIAS