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Una nueva visita al Parque Lineal del Manzanares, nos permite conocer y reconocer un curioso árbol no muy abundante en Madrid.
Se trata del carpe que de forma natural se extiende por la mayor parte de Europa y alcanza Asia Menor por el este. En España únicamente existen ejemplares en la Sierra de Aralar (Navarra).
En Madrid se han plantado en diferentes lugares por su carácter ornamental por su peculiar hoja y sus cambios de color a lo largo de las estaciones. En este momento primaveral, están rebrotando y ya se puede apreciar su intenso color y sus marcadas nerviaciones que le dan ese aspecto inconfundible. Con la llegada del otoño se volverán amarillas y resultaran aun más espectaculares. De nuevo comprobamos que las hojas son el auténtico DNI de los árboles.
El carpe, Carpinus betulus, es un árbol muy cultivado desde tiempos antiguos, aunque en España se introdujo en jardinería hacia 1723. El nombre genérico coincide con el vocablo latino para designar a este árbol, que parece proceder de los términos celtas karr, madera, y penn, cabeza, es decir madera de yugos. La denominación específica se debe a que en otros tiempos los botánicos lo clasificaban en el género de los abedules (Betula). El nombre común procede del latino carpinus.
Como ya se ha dicho, en Madrid no es un árbol corriente, aunque ha sido introducido en el arbolado urbano, algunos de ellos en la plaza del Campillo del Mundo Nuevo, en la plaza del Amanecer de Méndez Álvaro y en la mediana de la avenida de Reina Victoria. Se pueden ver buenos ejemplares también en los jardines del Campo del Moro y en el Parque Juan Carlos I, además de estos jóvenes ejemplares del parque el Manzanares (en los alrededores de la montaña de la Dama del Manzanares.