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También he visto otros árboles fuera de Madrid.

Como éstos de ASTURIAS

 

Carbayo

Al lado de la escuela de Pin, cerca de la iglesia, del cementerio y…del lagar.

Lástima de carretera, y del muro, que le constriñen por el lado inferior.

Se trata de uno de los robles (carbayos en Asturias) más representativos de la zona y se encuentra al amparo del Pico San Martín, en Lavandera, parroquia de Gijón, cercana a Caldones y a La Camocha.

Mi ruta preferida para llegar a él, aunque no es la única ni la mejor, pasa precisamente por abandonar Gijón por la carretera de Siero y desviarse a La Camocha (bien señalizado) con pasado minero y futuro incierto, para, siguiendo las indicaciones, subir al pico y luego visitar el árbol o al revés. Desde el pico, impresionante vista del concejo, con Gijón al fondo. Desde el árbol mágica imagen de la resistencia al paso del tiempo.

Si no se quieren dar demasiadas vueltas hacia arriba o hacia abajo, y según la capacidad para orientarse de que cada uno disponga, podemos preguntar a los vecinos por el árbol o por el también conocido Lagar Trabanco que se encuentra a su lado..

Una vez allí, pocos resisten la tentación de meterse en el hueco del tronco. Algo más difícil resulta dar una vuelta a su alrededor, pero podemos tocarlo y si nos atrevemos, acercar la cabeza

 

Carbayón de Lavandera

José Antonio Piñera recuerda que cuando era joven, y por la festividad de San Juan, los vecinos más traviesos de Lavandera solían hacer de las suyas en torno al carbayón que lleva plantado entre 300 y 400 años en el barrio de Tueya. «Cogían el arao o el carro de algún vecino y lo colgaban del árbol por la noche. Era una travesura que se llevaba mucho», explica el presidente de la asociación vecinal San Julián-Lavandera, de 78 años de edad, y una de las personas que mejor conoce este monumento natural de la parroquia gijonesa. «Significa mucho para nosotros. Es un árbol muy importante para la parroquia, que nos da vistosidad, y que llama mucho la atención al estar situado en el centro».
El roble de Lavandera lleva más de dos décadas protegido como monumento natural por decreto del Gobierno del Principado (79/ 1995). La gran oquedad del tronco es el gran atractivo para los visitantes, que se fotografían dentro de él. Mide 21 metros de altura, 6,7 de perímetro y tiene 25 metros de diámetro de copa. «Está muy bien conservado, aunque ha cambiado mucho con el paso de los años. Las cañas van a menos, no salen tanto como salían antes», destaca Piñera, al que también le viene otro recuerdo de su infancia y de una historia que le contaban de antes de que él naciese. «Había una caña que iba hasta el campanario de la iglesia, y algún chaval se subía y pasaba por ella».
El carbayón de Lavandera es el gran tesoro de la parroquia. «Estamos muy orgullosos de tenerlo», destaca Piñera, quien añade que el secreto del encanto de este árbol es su situación: «Está en el centro, y junto a él pasa una carretera muy estrecha; ofrece una imagen muy singular del pueblo». El roble se sitúa en un entorno protegido, la plaza de Lavandera, delimitada por la iglesia, el cementerio, las antiguas escuelas y la carretera.

PABLO ANTUÑA

LA NUEVA ESPAÑA 8 de mayo de 2016