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Pocos, muy pocos olmos quedan. La terrible grafiosis ha dejado algunos ejemplares aislados donde antes había estupendas olmedas. En esta zona de la casa de campo recuerdo su abundante presencia. Ahora, sólo algunos ejemplares como éste mantiene el tipo. Se encuentra en la Senda Botánica de la Casa de Campo, entre el aparcamiento del Lago y el pinar de las Siete Hermanas.
El nombre latino ulmus es de origen romano y se cree que proviene del nombre celta ulm.También es conocido como álamo negro o negrillo. Sus hojas son simples, alternas, ásperas al tacto, dentadas, quedando divididas en dos mitades desiguales. Son de color verde oscuro en la cara superior y más clara en la inferior. Caen del árbol en el otoño y cubren el suelo nutriéndolo.
Los frutos están formados por una semilla rodeada de un ala plana (en forma de disco) que permite que el viento las disperse a gran distancia.
Su madera es dura, tenaz y fácil de trabajar. Usada para fabricar piezas que han se sufrir golpes y rozamientos o que han de estar expuestas al agua y a la humedad. La corteza se utiliza como astringente por su riqueza en taninos. Y la de los árboles jóvenes en tiras sirve para hacer cuerdas y aros de barriles.
Cultivado desde muy antiguo en zonas de huertas, sotos y líneas marginales en carreteras, paseos y calles, tolera bien el polvo, el calor y los humos. En jardinería se ha utilizado mucho como árbol de sombra y en alineaciones. Ante su desaparición por la grafiosis, están siendo sustituidos por otras especies más exóticas y resistentes a la enfermedad, como el olmo de Siberia (Ulmus pumila).