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Al Parque de Oeste se accede desde la boca de metro de Moncloa por el paseo de Moret, que junto con la calle Rosales lo separan del barrio de Argüelles. Se extiende desde la Ciudad Universitaria hasta el Templo de Debod.
Antes del siglo XX, los terrenos que actualmente ocupan el parque eran el principal vertedero de basuras de la ciudad. El parque es iniciativa de Alberto Aguilera, alcalde de la ciudad a principios del siglo XX, quien en 1906 pidió al paisajista Celedonio Rodrigáñez el trazado de un lugar para el paseo y descanso.
Entre la variedad de árboles existentes, podemos contemplar este magnífico cedro del Atlas (cedrus atlántica) catalogado como árbol singular por la Comunidad Autónoma de Madrid.
El cedro del Atlas, que ocupa grandes áreas en las montañas de África del Norte, en Marruecos y Argelia, Se descubrió en 1826 y se introdujo en Europa el 1840.
Es el más resistente de todos los cedros. Requiere luminosidad. Es indiferente en cuanto a la naturaleza de los suelos, pero vive mejor en los permeables, arenosos o pedregosos
Puede aguantar sequías, pero prefiere la humedad. Soporta mal los inviernos muy rigurososy no tolera humedad atmosférica constante. Es bastante resistente a la contaminación urbana. Tiene crecimiento bastante rápido. Puede alcanzar 700 años de edad, aunque se dice que puede sobrepasar el milenio.
Esta especie cuenta con magníficos ejemplares en casi todos los jardines. Los cedros que me quedas más cerca son tres, y están a punto de desaparecer por las obras para la construcción de un aparcamiento.
Me gustaría dejar constancia de alguna otra de sus peculiaridades, como la de que florece en otoño, que es la época en la que se dan más precipitaciones en la región de la que procede. O la de que cuenta con una variedad verde claro, o glauca, aún mejor adaptada a las situaciones con fuerte insolación. O que es uno de los árboles preferidos de las palomas turcas que, desde hace no mucho, se ha instalado entre nosotros procedentes del Este.
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Que pena que en España no se haya utilizado más a menudo el cedro del Atlas en repoblaciones forestales. Particularmente bien adaptado al clima mediterráneo, este árbol probablemente cubriría todas nuestras sierras si no hubiese sido eliminado por las glaciaciones cuaternarias… Durante décadas la administración española se dedicó a plantar pinos y ahora los ecologistas no quieren saber nada plantar especies «exóticas». Una lástima, porque este árbol ciertamente se merecería ser reintroducido. Cosa, por cierto, que franceses e italianos hicieron hace tiempo con bastante éxito.
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