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Magnolia grandiflora
El género Magnolia está dedicado al francés Pierre Magnol (1638-1715), profesor de Medicina y Director del Jardín Botánico de Montpellier. El nombre específico grandiflora hace referencia al tamaño de sus flores. El apelativo común se deriva del científico. En Madrid es fácil de observar, ya que desde tiempos antiguos se ha empleado como importante y magnífico árbol ornamental, destacando los magnolios del Paseo de Coches del Parque del Retiro y los del Paseo del Prado.
Procede de los Estados Unidos, desde Carolina del Norte hasta Florida, Mississippi, Luisiana y Texas. Se cultiva en Europa desde 1711. Fue introducido cerca de Nantes, por el almirante Roland-Michel Barrin de la Galissonière. Ya se cita en 1808 en los Jardines de Aranjuez. En la Era Terciaria, cuyo origen se remonta 65 millones de años, esta especie era abundante en numerosas zonas de Europa y Groenlandia, de las que terminó despareciendo. Paradójicamente ahora vuelve a encontrarse a sus anchas en lugares templados del Antiguo Continente.
El magnolio precisa suelos húmedos, profundos y bien drenados, y no tolera largos períodos de sequía. Rehuye los terrenos calizos. En sitios muy fríos conviene plantarlo cerca de una pared. Su crecimiento es lento. Es especie muy longeva que puede alcanzar 500 años de edad.
La madera es dura y pesada, y ha sido empleada en cestería, cajerío y elaboración de muebles. Es muy utilizado en jardinería como árbol ornamental, pues entre los árboles de hojas persistentes es de uno de los más hermosos por su follaje verde brillante, resaltando sobre el ferrugíneo del envés de las hojas, y por su llamativa floración.