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Esta «pequeña» agrupación de cedros nos hace pensar cómo pueden ser los impresionantes bosques que de estos árboles podemos encontrar en otros lugares del planeta.

¿Del Líbano o del Atlas? ¿O quizá del Himalaya?. Difícil distinguirlos para un profano. Mejor no perder el tiempo en ello (podemos intentarlo con la ayuda de la wikipedia) y disfrutar del lugar. Cerrar los ojos, mirar hacia arriba, escuchar su rumor, tocar su tronco, sentir su respiración…

Los cedros son árboles majestuosos, que gozan de un especial culto como árboles ornamentales. De las cuatro especies de cedro, en España hay tres muy cultivadas que se distinguen con  facilidad del resto de las coníferas, por la longitud de sus hojas (acículas) y por la disposición de sus ramas y ramillas (en racimo, saliendo juntas de un mismo punto).

Poseen una madera muy duradera, casi imputrescible y muy aromática. En la antigüedad tuvieron muchas utilidades, especialmente para la construcción.

El nombre genérico proviene del latín cedrus, y éste del griego kédros, que en tiempos de Homero se daba a una conífera de madera aromática, como la de los cedros.

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