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Fagus Sylvatica
Es difícil encontrar hayas en Madrid. Muy difícil. Y más de la apariencia, porte y antigüedad de la que nos ocupa. Es necesario, me atrevería a decir que imprescindible, acudir a Montejo de la Sierra donde su nombrado hayedo (y robledal) nos presenta, a orillas del Jarama) unos de los últimos bosques de estas latitudes.
El nombre castellano se deriva de la denominación que daban los romanos a este árbol, “fagus” que tenía su procedencia en el vocablo griego “phegos” (comestible) haciendo referencia a sus hayucos. El nombre específico de “sylvatica” se refiere a formar bosques, selvas.
En la Fuente del Berro existe un señorial y precioso ejemplar que podemos contemplar al lado de la escalinata, muy cerca de los tamarindos (taray) que ya colindan con la M-30.
El bosque de hayas es el clásico de los cuentos de hadas, suyos árboles parecen seres fantásticos, son rostros y grandes ojos que observan a los transeúntes (ver el haya del beso en el hayedo de Montejo). También desde antiguo los poetas han cantado su belleza:
Las hayas son la leyenda.
Alguien, en las viejas hayas,
leía una historia horrenda
de crímenes y batallas.
¿Quién ha visto sin temblar
un hayedo en un pinar?
A. Machado